Cuidado con Carter

Cuidado con Carter

lunes, 17 de noviembre de 2014

20 AÑOS Y UN DIA

 Hoy hace veinte años y un día que me compré el Definitely Maybe, primer disco de Oasis. Madre mía, Oasis. Qué rancio suena ahora, ¿verdad?
 La fecha es tan precisa porque, extraño en mí, el disco tiene un papelito donde apunté la fecha de compra. Nunca (o eso creía hasta hoy) lo había hecho. Prefiero dejar que sea mi memoria la que se encargue de esas cosas. Probablemente, si me hubieran preguntado la semana pasada hubiera contestado que me lo compré en otoño de 1994, al poco de salir el disco, pero no sería capaz de decir la fecha exacta. 20 años y un día. Parece una condena. Y en muchos aspectos lo es, aunque no por la calidad del disco, ni mucho menos. Me sigue pareciendo un disco monumental que no ha perdido un ápice ni de fuerza ni de frescura, más allá de las vicisitudes de los hermanos Gallagher en años posteriores.

 Así que me he puesto el disco después de verlo accidentalmente en la estantería, sacarlo por curiosidad y ver el papelito. Llevaba años sin escucharlo más allá de alguna canción suelta en algún bar, alguna tienda, algún taxi. Ni siquiera lo llevo en el iPod. Y lo he estado escuchando con el papelito en la mano, recordando dónde estaba yo por aquél entonces, cómo era, cómo vivía y qué queda ahora de todo aquello. Es algo curioso que he detectado en mucha gente de mi generación, el hecho de realizar ejercicios de nostalgia casi con cualquier excusa. Desconozco cuáles pueden ser los motivos, pero es algo que me llama mucho la atención. Ultimamente no hago más que ver libros, webs, perfiles en redes sociales, programas de televisión, dedicados a recordar todo tipo de cosas de nuestra infancia/adolescencia. Cosas de la "generación EGB". De hecho he bautizado este blog con una frase de una serie mítica de aquellos años. Ya digo que es un fenómeno que me tiene intrigado. Quizá es que fuimos bastante felices y lo que ha venido después ha sido una decepción. Quizá es que no todo es como nos prometieron o nos pensábamos que sería. Quizá es que lo de ahora es simplemente una mierda. Definitely Maybe.

 El caso es que escuchando el disco ha sido inevitable hacer ese ejercicio de nostalgia. Las propias canciones me han ido llevando por los meandros de mi memoria y el resultado no ha podido ser más desolador. Porque veinte años y un día después al final uno no ha sido una Rock and Roll Star. Y ni ella ni yo hemos vivido para siempre. Y no hemos acabado casados con hijos. Aunque volviendo a aquél otoño del 94 hay que reconocer que como cantaban en Digsy's dinner "estos pueden ser los mejores días de nuestra vida". Y lo fueron. Porque fuimos "supersónicos" y llegamos a subir al cielo. Todo aquello queda ya muy lejos, pero siempre nos quedarán los discos, los amigos, la nostalgia, cigarrillos y alcohol.